jueves, 27 de noviembre de 2014

Besos en el alma

No me interesa saber a que te dedicas.
Quiero saber que és lo que añoras y si te atreves a soñar o alcanzar lo que tu corazón ansia.
No me interesa saber que edad tienes.
Quiero saber si te arriesgarás a parecer un loco por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber que planetas están cuadrando tu luna.
Quiero saber si has tocado el centro de tu propia pena, si has estado abierto a las traiciones de la vida o te has vuelto marchito y cerrado por miedo a más dolor.
Quiero saber si te puedes sentar con dolor, tuyo o mio, sin moverte para esconderlo, diluirlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con alegría, tuya o mia, y si puedes danzar libremente y dejar que el extasis te llene hasta las puntas de los dedos de tu mano y de los pies, sin advertirnos de ser cuidadosos, ser realistas o recordar las limitaciones de ser humano.
No me interesa si la historia que me estás contando es verdad,
quiero saber si puedes desilusionar a otros por ser sincero contigo mismo,
si puedes resistir la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable.
Quiero saber si puedes ver belleza hasta en los días feos, y si puedes nutrir tu vida desde la presencia de Dios.
Quiero saber si puedes vivir con fallas, tuyas y mias, y todavía pararte en la orilla del lago y gritar a la luna plateada...¡¡SÍ!!
No me interesa saber donde vives, ni cuanto dinero tienes.
Quiero saber si te puedes parar despues de una noche de pena y desesperación, débil y moreteado hasta los huesos, y no obstante hacer lo que debes y necesitas hacer y seguir adelante.
No me interesa saber quien eres, ni porqué estás aquí.
Quiero saber si te puedes parar en el centro del fuego conmigo sin encogerte.
No me interesa dónde, qué, o con quién has estudiado.
Quiero saber si te sostienes desde adentro cuando todo cae a tu alrededor.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si verdaderamente disfrutas la compañía que mantienes en tus momentos de soledad.

KHALIL GIBRAN

jueves, 20 de noviembre de 2014

La existencia es un movimiento perpetuo.

 La existencia es un movimiento perpetuo. Incluso cuando hoy sólo debemos continuar con las actividades del día anterior, ningún día se presenta en idénticas condiciones. De un día para otro,  ¡cuántas cosas pueden cambiar! En el trabajo, en la familia, en la sociedad. Es necesario siempre adaptarse. Si no se está preparado, ¡llegan las sorpresas! Y sabemos los efectos producidos por las situaciones inesperadas: la incertidumbre, la agitación,  el trastorno.

  Cada día se presentan nuevos problemas a resolver. ¿Cómo vais  a conseguirlo si no habéis visto claro lo que vivisteis el día anterior? Solamente podéis estar seguros del mañana si hoy habéis sabido consolidar las bases de vuestra vida psíquica. La forma en que experimentéis los acontecimientos exteriores, sólo depende de vosotros mismos, de vuestra capacidad de organizar vuestro mundo interior. Es esta organización la que se reflejará en vuestra percepción de las cosas: cuando llegue el día siguiente, los acontecimientos os encontrarán preparado y determinado."

    Omraam Mikhaël Aïvanhov

jueves, 13 de noviembre de 2014

El milagro de la vida

...Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado....

Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices.
 
Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana.
 
Pero quien presta atención a su día, descubre el instante mágico.
 
Puede estar escondido en la hora en que metemos la llave en la puerta por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales.
 
Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.
 
La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños.
 
Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones..., pero todo es pasajero y no deja marcas.
 
Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.
 
Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño.
 
Pero al mirar hacia atrás oirá que el corazón le dice: "¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida".
 
Pobre de quien escucha estas palabras. Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado. 
   
Paulo Coelho

sábado, 8 de noviembre de 2014

Bendecir

Bendecir significa desear y querer incondicionalmente -totalmente y sin reserva alguna- el bien ilimitado, para los demás y para los acontecimientos de la vida, haciéndolo aflorar de las fuentes más profundas y más íntimas de nuestro Ser.

Al despertar, bendice tu jornada, porque está ya desbordando una abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer. Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la trama misma del universo. Ese bien lo único que espera es una seña tuya para poder manifestarse.

Al cruzarte con la gente por la calle, el auto, en tu lugar de trabajo, bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino, y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario. Bendice a los que te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás. Bendice a todos en todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.

Bendice tu ciudad, tus gobernantes y a todos como los educadores, enfermeras, barrenderos, sacerdotes y prostitutas. Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa. Bendice totalmente, sinceramente, gozosamente, porque esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han disparado.

Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado –para los demás y para los acontecimientos de la vida- haciéndolo aflorar de las fuentes mas profundas y más íntimas de tu ser. Esto significa venerar y considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias. Quien sea afectado por tu bendición es un ser privilegiado, consagrado, entero. Bendecir, significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento. Significa también llamar a la felicidad para que venga a él.

Bendecir significa reconocer una belleza omnipresente, oculta a los ojos materiales. Es activar la ley universal de la atracción que, desde el fondo del universo, traerá a vuestra vida exactamente lo que necesitas en el momento presente para crecer, avanzar y llenar tu vida de gozo.

Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantén en ti ese deseo de bendecir como una incesante resonancia interior y como una perpetua plegaria silenciosa, porque de este modo serás de esas personas que son artesanos de la paz , y un día descubrirás por todas partes el rostro mismo de Dios.

Y por encima de todo, no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que eres tú mismo.
 
Extraído del libro "El arte de Bendecir" Pierre Pradervand.