Un paso, un momento. Otro paso, otro momento.
¿Cuántas veces queremos captar los instantes que vivimos a través de la cámara de video, a través de fotografías? El mundo audiovisual me gusta. De hecho es el camino de vida que ha elegido mi hijo. Pero, ¿no os ha ocurrido muchas veces que por querer captar esa sonrisa, la ilusión en los rostros, las alegrías, el festival fin de curso, nos perdemos lo que realmente está ocurriendo? ¿No será que retenemos imágenes y que sin embargo no las vivimos? Siempre serán un buen recuerdo para los protagonistas de las mismas, pues les permitirán revivir esas emociones, esas experiencias, pero quizás, la persona que lo hace, capta, graba, y no lo vive.
¿Qué os parece la idea de dejar de atrapar momentos, personas, situaciones, y limitarnos a vivirlas, a sentirlas, a disfrutarlas, a experimentarlas? ¿Qué os parece dejar los “atrapamomentos” para los profesionales?
Os propongo:
Permitirnos disfrutar de los acontecimientos cotidianos y extraordinarios y guardar su recuerdo en nuestro corazón.
Permitirnos parar el tiempo y no sentirnos devorados por las prisas, por la velocidad de la vida actual.
Permitirnos vivir en modo presente convirtiendo esos momentos en oasis de paz y bienestar.
Carpe Diem
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