jueves, 10 de julio de 2014

La auténtica biblioteca del alma

Los registros akashicos - La auténtica biblioteca del alma

Desde tiempos remotos, son muchos los textos que se hacen eco de la existencia de un lugar donde toda nuestra memoria queda almacenada.

Una especie de biblioteca que alberga no sólo nuestros pensamientos, acciones o vivencias, sino también la de todos los lugares y seres del planeta. Todo queda energéticamente grabado, como si fuera un banco de memoria cósmica, donde se hallan todas nuestras vidas pasadas, presentes y futuras. Un lugar al que podemos acceder, repleto de información valiosísima para entender nuestro paso por esta vida.

El término ‘Akasha’ procede del sánscrito y su traducción remite a ‘éter’, ‘espacio’ o  ‘sustancia’. En este lugar del cosmos es donde se hallarían los llamados registros o libros: una compilación de nuestra historia álmica. Desde su primer  origen hasta su última vida. Un auténtico tesoro de historias que contendría también nuestra información kármica a lo largo del tiempo. Acceder a ese libro personal nos ayuda a entender muchas cosas sobre nosotros mismos. Y es que si todo es energía, tiene cierta lógica que ésta permanezca en algún lugar y pueda leerse.

Un poco de historia

A lo largo de la historia, los citados registros no han pasado desapercibidos para las principales culturas y tradiciones espirituales. La Biblia ya habla de un ‘Libro de la Vida’ donde están contenidas todas nuestras acciones. El judaísmo también acepta su existencia. En la mitología hindú, se habla del dios Chitra Gupta. Al fallecer alguien, esta deidad era la encargada de recitar todas aquellas acciones de vidas de quien partía, acciones que se hallaban anotadas en un “libro”. El budismo también habla de ello denominándolo ‘memoria del Universo’.

Sin embargo, tenemos que esperar hasta el siglo XIX para ver un mayor interés en este tema gracias a la teosofía.

Es entonces cuando la ocultista británica Annie Bésant (1847-1933) acuña el término akáshico y los registros empiezan a cobrar la popularidad de la que gozarán en el siglo XX.

En este siglo Edgar Cayce, famoso clarividente estadounidense, los da a conocer con sus lecturas. Finalmente, la estadounidense Mary Parker establece un sistema de formación y acceso a los registros, conocido ahora en todo el mundo denominado sistema ARCI (Akashic Record Consultant International). En tiempos más recientes, los registros akáshicos se asoman incluso al cine. Tan sólo tenemos que recordar a Eywa, el árbol de la sabiduría que todo lo alberga en la celebrada cinta Avatar como ejemplo de ellos. Así pues, el conocimiento de los registros akáshicos se ha ido abriendo paulatinamente paso y ya no es algo reservado a unos pocos. Cada vez hay más personas formadas en técnicas y métodos que ayudan a saber leerlos y acceder a ellos. Eso sí, para hacerlo, se deberán cumplir una serie de requisitos.


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