jueves, 18 de junio de 2015

Parecía


Parecía ser un águila como aquellas que se posan de

pico en pico con su majestuoso vuelo.

El diamante iluminaba su camino.

Debajo una extensa estela llenaba de luz-amor todo

a su alrededor.

Ya que de la mano de su primer maestro abrió el corazón de par en par.

 

Cumplió la primera etapa. La que esperó ansioso.

Esa ansia nacida de la certeza de estar en el camino.

Aquel camino que le corresponde. El suyo propio.

Con todos los matices que le pertenecen, por derecho

propio, al haber dado el “sí, acepto”.

 

No era una imitación. No era un seguir a otros.

 

La realidad lo envolvió. El manto lo abrigó. La luz le

dio su primer resplandor. Y nació, nació en su misión.

La realización hacia la verdad.

 

Ahora le corresponde la transición a su segundo y

último maestro: él mismo.

 

El viaje que comienza ahora es en el eterno presente.

Ya no tiene pasado ni futuro.

Él ahora es la única manifestación.

La unidad es inquebrantable.

 

Ya no espera. Sólo vive. Vive en la eterna creación

de sí mismo. La realización de su propia maestría.

Todo está conectado. Sabe y siente que cada hecho,

es por sí mismo, parte integral de sí.

 

Se entrega completo, total y profundo.

Todo es crecimiento. Todo es aprendizaje.

Todo es creación.



Encontré este poema navegando por la red. 
Desconozco el autor.
 
He querido compartirlo porque me siento absolutamente identificada.  Palabra por palabra.
 
Gracias infinitas a quién corresponda.
 
 
 
 
 

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