Como todas las prácticas de crecimiento, elige un tiempo y lugar
donde no vayas a ser molestado. Apaga tu móvil.
Procura donde sea que estés realizando este ejercicio – bajo
techo o al aire libre, asegúrate (si te sientas en el suelo) de que sea cómodo
y cálido.
Siéntate cómoda con la espalda erguida, pero no
rígida.
Cierra los ojos, deja las manos descansar en el regazo y lleva
tu concentración a tu segundo chakra.
Simplemente observa la respiración
tranquilamente: vagamente concentrado en el ritmo natural de la respiración. Observa que respiras sin esfuerzo.
Después de unos momentos, con la concentración todavía en tu segundo charka, siente la energía Reiki
fluyendo desde arriba, como un río de luz cristalina. Y mientras inhalas, naturalmente,
sin esfuerzo, la luz inunda tu corona, y fluye por todo el cuerpo hasta tu segundo chakra.
En el momento antes de que tu cuerpo empiece a exhalar, se consiente de la luz: siéntela crecer fuerte y
brillante, irradiando por todo el cuerpo, disolviendo y disipando toda marca de
estrés y tensión negativa.
Mientras exhalas, se consiente de que estás emanando la luz
desde cada poro, hacia afuera,
en todas las direcciones hacia el infinito.
Continua en esta ‘Conciencia de la luz’ tanto como te sea
cómodo.
Deja a tu cuerpo que mantenga su propio ritmo natural de
respiración.
Agradece.
Haz tres respiraciones profundas.
Lentamente, ve moviendo tus muñecas, dedos, tobillos, cuello. Abre los ojos.
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