Alguien le dijo:
¿Cómo a su edad se dedica a plantar mangos.
¡Por seguro no vivirá lo suficiente para consumir sus frutos!
El anciano respondió apaciblemente:
Toda mi vida he comido mangos de árboles sembrados por otros.
¡Que los míos den frutos para quienes me sobrevivan!
Habitamos un universo espléndido en el que todo y todos tienen algo que ofrecer.
Los árboles, ríos, tierra, sol, luna y las estrellas dan.
¿De dónde, pues, esa ansiedad por tomar, recibir, amasar, juntar, acumular, sin dar nada a cambio.? Todos podemos dar algo, por pobres que seamos.
Podemos ofrecer pensamientos agradables, dulces palabras, sonrisas radiantes, conmovedoras canciones, una mano firme y tantas otras cosas que alivian a un corazón herido.
Lo que el mundo necesita es AMOR… y SIMPATÍA.
🙌🏼🙌🏼🙌🏼🙌🏼
Compartir es VIVIR
No hay comentarios:
Publicar un comentario