Llego media hora antes, me gusta preparar la sala. Mientras José y Alejandro me ayudan a montar el ordenador, la pantalla el proyector …. Eva y Mar han llegado con nosotros, me ayudan a colocar las sillas, repartir los manuales …. A continuación llega Marcia y comienzan las presentaciones. Ya solo faltan ellos, Marcia se ocupa de Javier, le manda localizador con el móvil, llega. Mientras yo he llamado a David, está casi en la puerta y aparece en el aula. Estamos todos, nos hemos presentado, como siempre e inevitablemente unos más nerviosos con otros y comenzamos a jugar para romper el hielo …
Y me emocionó al comenzar a hablar, a cómo llegue yo al camino del reiki. Ya no hay marcha atrás …. El curso ha comenzado y mi corazón se ha acelerado.
Poco a poco, cada uno cuenta porque está hoy.
Cada curso es una nueva aventura, un nuevo aprendizaje, el encuentro entre personas, porque en un curso de reiki te abres o te abres. De lo contrario no tiene sentido.
Inevitablemente, mientras voy explicando el manual, miro a cada uno, me interesan sus ojos, sus gestos, sus miradas, quiero que comprendan más allá de las palabras, quiero que sientan. Y tras la sintonización, lo han sentido. Los que habéis pasado por esto sabéis que es difícil describirlo con palabras, para mí es una sensación de volver a casa, de calma, de bienestar. Mi corazón siente alegría …. Es un regalo la confianza que cada persona deposita en ese momento en mí. También me cuesta poner esta sensación en palabras, pero sí, es UN REGALO.
Sin darme cuenta ha llegado el finar, y compartimos energía, un abrazo colectivo y una despedida que alargamos.
SÓLO POR HOY ¡GRACIAS!
No he puesto todos los nombres, sólo los de las personas de este curso, pero esta entrada resume lo que siento en cada uno de los cursos. Las Gracias son para cada uno de vosotros, Mercedes, Javier, Rocío, Mónica, Bea, Susana, John, Carlos, Beatriz, Elena, Marcos, Isabel, ...