lunes, 8 de julio de 2024

La sonrisa interior

 LA SONRISA INTERIOR

Las emociones negativas, como el mal humor, la ira, el miedo, el rencor, la

preocupación, la tristeza, la depresión, son manifestaciones de bloqueos

energéticos o de energías impuras y de bajo nivel en determinados órganos,

los cuales originan un desequilibrio energético, que si persiste, dará lugar a la

aparición del estrés y finalmente a la enfermedad.

Si disponemos de la suficiente energía en nuestro sistema podremos usarla

para abrir los bloqueos, de forma que todos los órganos afectados reciban más

fuerza vital y expulsen la energía negativa.

La sonrisa tiene el poder de transmitir amor y energía positiva hacia quien va

dirigida, ya que una sonrisa siempre es un signo de amor.

Al sonreír transmitimos energía amorosa y curativa, y el que la recibe se siente

acogido y reconfortado por ella.

La sonrisa influye en la glándula timo, que es la reguladora de la energía en

nuestro organismo: el timo produce unas células específicas, cuya misión es

aislar y destruir las células anormales, y si la actividad del timo es baja, estas

células anormales se multiplicarán, pudiendo llegar a desarrollar un tumor. Por

ello, mantener el timo estimulado y energéticamente activo contribuye a

prevenir la formación de tumores.

La autosonrisa o sonrisa interna dirigida a uno mismo es un poderoso aliado ya

que con ella transmitimos amor a nuestro Yo Interior y a nuestros cuerpos

físicos y energéticos.


Sonreírte a ti mismo aceptándote como eres y queriéndote por ello es como

estar permanentemente debajo de una cascada de amor que sientes fluir

placenteramente sobre todo tu ser.

En nuestro quehacer diario estamos sometidos continuamente a situaciones y

circunstancias indeseables que producen estrés en nuestro cuerpo, en nuestra

mente y en nuestro espíritu: Las tensiones de la vida moderna, el continuo

bombardeo de malas noticias, el exceso de trabajo, hábitos nocivos, la falta de

contacto humano, las preocupaciones, la contaminación, los tóxicos

alimenticios como café, alcohol, dulces, conservantes, colorantes; la prisa, la

ansiedad, la falta de reposo, los autorreproches y los reproches de los demás,

que interpretamos como cuestiones personales; los excesos con las comidas, y

especialmente la negación del amor a nosotros mismos y al prójimo, se van

acumulando en nuestro ser; mientras que el cuerpo y el espíritu disponen de

salud y energía suficientes para asimilarlos, no llegamos a percibir claramente

sus efectos demoledores, pero llega un momento en que no puede más, y nos

lo hace saber en forma de dolencia o enfermedad, resultado de años de estrés

acumulado y de esos pequeños abusos a los que no dábamos importancia.

Los bloqueos energéticos producidos por estas causas nos impiden disfrutar

del mundo exterior, mientras que la serenidad, la relajación, la paz, el

descanso, la alegría y principalmente el amor por todo nos abren a la comunión

con el universo.

La sonrisa interior comunica a nuestro cuerpo físico, a nuestra mente y a

nuestro espíritu la serenidad, la alegría, la paz y el amor del Creador, que

interiorizamos a través de este simple gesto cargado de energía curativa.


Meditación de la sonrisa interior

Para practicar la sonrisa interior, si no nos surge de forma espontánea,

comenzaremos forzando un sutil gesto de sonrisa en nuestras meditaciones y

oraciones, ampliándolo posteriormente a todas las actividades de nuestra

existencia.

Visualizamos mentalmente todas las partes y órganos de nuestro cuerpo

sonriéndoles una por una:

Primero sonreímos a nuestros ojos y con ellos a toda nuestra cabeza, cabello,

nariz, orejas, boca, lengua, dientes, piel, cerebro, cuello; en segundo lugar

sonreímos al tronco, corazón, pulmones, estómago, hígado, riñones,

intestinos, etcétera, y en tercer lugar sonreímos a nuestras extremidades,

brazos, manos, dedos, piernas y pies y por último sonreímos a nuestras

glándulas internas, pituitaria y pineal en la cabeza, tiroides y paratiroides en la

garganta, el timo en el pecho, las suprarrenales en los riñones y finalmente las

gónadas o glándulas sexuales.

Hablamos con todas ellas, dándoles mentalmente las gracias por la labor que

realizan y animándolas a seguir trabajando en armonía y sincronicidad. Nos

detenemos especialmente en el corazón, que es el órgano de la alegría,

dándole las gracias por dispersar la energía amorosa de la sonrisa por todo el

sistema circulatorio. Centramos ahora nuestra atención en la boca y movemos

la lengua en todas las direcciones dentro de ella para producir saliva, que es

un fluido transmisor del Ki.

Cuando la boca se llene de saliva realizaremos unos enjuagues con ella y

después adoptaremos la posición Hui Yin, contrayendo el ano, colocando la

lengua al final del velo del paladar; simultáneamente, hacemos la llave de la

garganta, bajando el mentón contra el pecho y manteniendo la respiración, y

tragamos la saliva acumulada en tres veces sintiendo cómo desciende la saliva

cargada con la energía de la sonrisa hacia nuestro estómago y se concentra en

el tantien.

Finalizaremos colocando las manos encima del timo y transmitiéndole energía

Reiki acompañada de nuestra sonrisa interior, visualizándolo como una flor que

abre sus pétalos a medida que recibe nuestro amor.