Sobre la Ley del
Equilibrio, Inteligencia Espiritual de Dan Millman
Vamos a favor del
viento, y por eso él todavía no ha percibido nuestra presencia,…
¿Puedes tú mantener el equilibrio como
ese pelícano? … Me refiero a sentir lo que ese pelícano está sintiendo dentro.
¿Puedes permanecer tan calmado a lo largo de tu vida cotidiana?
Tú no sientes
frecuentemente esta serenidad, ¿verdad?
Cada cuerpo humano
suspira en busca de un estado de equilibrio interior, de paz interior.
Bueno, supongo que
entenderás que sirve de bien poco aconsejar a las personas tensas que se
relajen si no conocen lo que se siente cuando se está relajado. Pero una vez
que experimentan un estado de profunda relajación, tienen un punto de
referencia; pueden notar la tensión con mayor facilidad y pueden seguir unos
pasos para desprenderse de ella. Y ahora que conoces lo que se siente cuando
estás en verdadero equilibrio, comenzarás a notar lo que es estar fuera de
equilibrio en cualquier faceta de tu vida; funciona como una señal automática
para que puedas volver a ese lugar de equilibrio en tu interior. La Ley del
equilibrio se puede aplicar a partir de notar tus faltas de equilibrio.
… cualquiera que sea el
estado físico o emocional al que estés acostumbrado –incluso si es un estado de
tensión o desequilibrio extremo– parecerá normal para ti.
Entonces, ¿cómo puedo
hacer este cambio hacia el verdadero equilibrio?
La manera más fácil de encontrar el
centro es sobrecorregirte, practicar deliberadamente lo opuesto de lo que estás
acostumbrado a hacer. Por ejemplo, si hablas demasiado rápido o demasiado
flojo, para que la gente te entienda, entonces deberías deliberadamente hablar
de una manera que a ti te parezca demasiado lenta o demasiado alta.
Hacer es entender.
El equilibrio comienza con la
respiración. Inspirar y expirar son los ritmos primitivos de
la vida misma. Inspirando encuentras inspiración; expirando encuentras
desahogo. Inspirar y expirar, nacimiento y muerte con cada respiración.
Siente tu respiración ahora. Date
cuenta de qué manera los ritmos de tu respiración están desequilibrados, al igual
que tus emociones. Cuando sientas furia, acéptala completamente, y lleva tu
respiración al punto de equilibrio. Cuando sientas lástima, abrázala con
cariño, y lleva tu respiración al punto de equilibrio. Cuando sientas miedo,
hónralo, respira profundamente y encuentra tu equilibrio.