Cuando un nuevo ser llega a nuestra familia, ¿qué hacemos? Nos alegramos,
le damos la bienvenida, le hacemos regalos, lo celebramos.
El próximo 24 celebramos el nacimiento del niño Jesús. ¿Qué podemos
hacer para conectar con su energía, con la alegría de su nacimiento?
Lo primero que tenemos que hacer es salir del ruido de estos días: comidas
y cenas con empresas y amigos, compras diversas para cenas especiales, regalos,
etc.
Tenemos que encontrar un tiempo para nuestro silencio. Pues sólo si
cesamos el ruido de nuestra mente podremos escuchar a nuestro corazón y
conectar con nuestra niña interna. Debemos darle todo el protagonismo que el
momento nos ofrece. Y solo silenciando nuestra mente podremos escuchar su guía,
su alegría. Nos limpiará el dolor de nuestro corazón. Podremos llenarnos de paz
y disfrutar de estos días en familia y con amigos, hablando, riendo, compartiendo
los momentos, bailando, cantando. Solo así, haciendo el silencio, podremos vivir felices
estos días y todos los demás.
Ahora bien, dar sin recibir no produce equilibrio pero te has parado a
preguntar ¿quién no te da? ¿Será que no te ofreces a ti misma esos momentos de
conexión íntima?
Recuerda, asimismo, que si queremos estar centrados, en equilibrio,
debemos abandonar la crítica, el juicio. Debemos aceptar a cada persona tal y
como es, con sus luces y sus sombras y eso nos incluye a nosotros mismos. Ahora
es el momento también de celebrar la conexión con nuestro niño interno de forma
que colaboren con la persona adulta en que nos hemos convertido. En otras
palabras, amor y razón deben colaborar. Y escucharnos a nosotros mismos, a
través de nuestro corazón, de nuestra guía interna, nos va a llenar de paz, de
calma, de serenidad.
Divinidad en el cielo.
Comprensión en la tierra.
¡FELIZ NAVIDAD!