Hola a todos:
Quería compartir mi experiencia en el curso de Reiki para Niños. La participante ha sido mi hija Erika, de 12 años de edad, y yo he sido su ilusionadísima acompañante.
Soy terapeuta con un nivel de Reiki III, y como podéis suponer mi hija lleva mucho tiempo siendo testigo de muchos tratamientos que he dado, muchos de ellos sobre su propia persona. Casi podría decir que ha crecido con el Reiki a su alrededor y que lo ve como algo natural, integrado a la perfección en nuestras vidas.
Así que acudimos las dos al curso. Ella, entusiasmada porque haría "lo mismo que su mami", y esta señora -es decir, yo-, ilusionada por tener ese vínculo adicional con ella. Un gran vínculo.
¿Cómo explicaría qué ocurrió en el curso? Diría que fue algo excepcional, muy diferente a los que hemos recibido los adultos. Los niños que acudieron nos ofrecieron una concentración, un interés, unas ganas de captar toda la información y aprender que ni sospechábamos los papás. Los vimos -entre sorprendidos, maravillados y muy orgullosos- escuchar, responder, practicar, meditar... Fueron momentos mágicos, como el de notar la gran energía que eran capaces de canalizar a través de sus manos al darnos Reiki a los papás. Energía amorosa en estado puro.
Al finalizar el curso todos -Maestra, niños y papás- éramos un mar de ojos brillantes y sonrisas de felicidad. El ambiente estaba lleno de risas contagiosas, y puedo decir que ¡nos duró horas!
Desde ese día mi hija ha seguido practicando algo de Reiki -ya sabemos que su mundo está lleno de cambios y vivencias, y crecen demasiado rápido-, y ha encajado el Reiki de tal forma en su día a día que ya forma parte de ella, una parte importante en su aprendizaje, y algo que deseo que lleve para siempre en su camino, como lo llevamos todos los que amamos y vivimos el Reiki con intensidad.
Mi gratitud para su Maestra, los papás, los amigos que nos ayudaron y fueron testigos, y sobre todo, mi Gracias a estos niños, que fueron capaces de enseñarnos tanto a los mayores...
Un fuerte abrazo,
Elena Barra Ahijado
*Ilustración: Mercedes Almazán García
*Ilustración: Mercedes Almazán García
Elena, me puedo imaginar la sensación porque recuerdo haberla experimentado, no solo a través del reiki, sino con muchas otras terapias energéticas. Pero la verdad es que me encantaría vivir la experiencia con mis hijos, compartir con ellos la vivencia de la energía, conectar de ese modo tan especial. Tienen 5 años y medio y 4 recién cumplidos, así que quizá ha llegado el momento de hacerlo, ¿no?
ResponderEliminarEstaré atenta a los próximos cursos. Muchas gracias y un abrazo!!