lunes, 2 de diciembre de 2019

Cuento

Un anciano muy pobre se dedicaba a sembrar árboles de mango. 🏡

Alguien le dijo:

¿Cómo a su edad se dedica a plantar mangos.
¡Por seguro no vivirá lo suficiente para consumir sus frutos! 

El anciano respondió apaciblemente: 

Toda mi vida he comido mangos de árboles sembrados por otros.
¡Que los míos den frutos para quienes me sobrevivan! 

Habitamos un universo espléndido en el que todo y todos tienen algo que ofrecer.
Los árboles, ríos, tierra, sol, luna y las estrellas dan. 

¿De dónde, pues, esa ansiedad por tomar, recibir, amasar, juntar, acumular, sin dar nada a cambio.? Todos podemos dar algo, por pobres que seamos. 

Podemos ofrecer pensamientos agradables, dulces palabras, sonrisas radiantes, conmovedoras canciones, una mano firme y tantas otras cosas que alivian a un corazón herido.

 Lo que el mundo necesita es AMOR… y SIMPATÍA.

🙌🏼🙌🏼🙌🏼🙌🏼

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